Este proyecto utiliza la música electrónica, las letras simples y repetitivas, elementos de la cultura consumista y el humor para criticar o denuciar cuestiones que no tienen discusión o se sostienen como evidentes.
Seis piezas sonoras componen esta obra artística que evita ser un producto de mercado, con valores estéticos que obedecen más a cánones publicitarios que artísticos.